Tenemos intención en este 2016, incorporar la blanca cacereña, y por supuesto, la morucha en cárdeno, el inicio de nuestra ganadería. Con ello queremos ver cómo actúa la genética wagyu en las distintas razas, pero cada una de estas pruebas desde el momento de que preñe la madre, supone un mínimo de 36 meses para comprobar sus resultados finales.
De ahí, lo bonito de este proyecto, que jugamos a ser alquimistas, buscando las mejores combinaciones, pero normalmente a ciegas, hasta ver los resultados. Tras ver que la calidad de la carne de estos animales era muy buena, decidimos abrir una línea de producción y comercialización para esta carne de wagyu, con la certificación wagyu ibérico, que asegura que al menos el 50% de la genética es de la raza wagyu. Tanto de carne fresca y congelada, elaborados cárnicos, como una línea de embutidos realizados 100% carne de wagyu ibérico.
La carne que estamos produciendo, certificado con nuestra marca de calidad Wagyu Ibérico, cruces de la raza Wagyu con las tradicionales vacas cruzadas de razas autóctonas (Morucha) con razas de aptitud cárnica (Limusin o charoles). Hemos conseguido que sea de una altísima calidad, debido a su carne con alto nivel de infiltración intramuscular, terneza, profundidad de sabor, color de la carne y de la grasa.
Buscar elaborados cárnicos de alta calidad, en el que con otras razas no se pueden conseguir, por falta de las cualidades que tiene la raza wagyu. Como pueden ser los embutidos 100% carne de Wagyu Ibérico.